miércoles, 2 de mayo de 2012

CONCIERTO CON SORPRESA FINAL. CAPÍTULO 4.

-Lucy, ¡estás loca! He pasado un momento bochornoso por culpa de tu empujón.- Lucy empezó a reirse. 
-Pero si me lo tendrías que agradecer. Has hablado con ese chico a solas.- la verdad es que tenía razón y debería darle las gracias, pero el empujón me había molestado.
-Está bien, lo siento. Pero no vuelvas a hacerme esto jamás.- no podía enfadarme con ella. Lo había hecho para ayudarme, ya que yo nunca me hubiera atrevido a hacerlo.-Por cierto, se llama James.- le dije, mientras nos reíamos.
-Bueno será mejor que me empiece a alisar el pelo ya, si quiero que me de tiempo ir al concierto.- Lucy tenía el pelo rizado, pero ella siempre lo había querido tener liso, así que continuamos arreglándonos para el concierto en mi habitación.
-¡Cristina, llevas un vestido precioso!- Lucy me miraba impresionada, pero a mí no  me parecía nada del otro mundo.
-No exageres. Es un vestido normalito.- la verdad es que era el mejor que tenía, pero aquella noche no me apetecía ir vestida como un día cualquiera.
Cuando llegamos a la sala donde iba a actuar James, vimos que estaba llena. Aún así, nos conseguimos colocar en las primeras filas.
Unos minutos después salió James. Estuvo genial, y todas las canciones me gustaron mucho, pero la última venía con dedicatoria, y adivinad a quién se la dedicó.
-¡Gracias a todos! Ahora, por último, quiero cantar "Stand by me". Se la quiero dedicar a una persona de este público, y quiero que suba al escenario. Es una chica con la que he estado hablando esta tarde ¡Cristina, ven aquí!- me empecé a poner roja, y esperé que se refiriera a otra Cristina, pero se trataba de mí. No existían muchas posibilidades de que hubiera hablado con más Cristinas aquella tarde.
-Esto no puede estar pasando.- miré a Lucy con la esperanza de que me ayudara, pero en lugar de sacarme de allí, me animó a que subiera. Resignada, subí hacia donde estaba James esperándome, y empezó a cantar. A cantarme a mí.



JAMES. CAPÍTULO 3


La semana antes de irnos a Nueva York se hizo eterna, pero por fin estaba subida en el avión, que nos llevaría hacia allí.
Cuando llegamos, lo primero que hicimos fue ir al hotel en el que nos íbamos a alojar. Estaba muy cansada, así que pensé en dormir hasta la noche, porque quería estar despejada para el concierto que iba a haber. Aún no sabía quién iba a cantar, pero no le di más importancia, y me tumbé en la cama. Me desperté a las tres horas, ya más despejada.
-Cristina, ¿a ti te gustaban los Beatles?- me preguntó Lucy mientras merendábamos en una cafetería que había en frente del hotel. Lucy era muy tímida, incluso más que yo, y hablaba solo conmigo.
-Sí. ¿Por qué?- pregunté sin entenderla.
-Es que he oído decir a los recepcionistas que esta noche van a cantar canciones de los Beatles. Por lo visto, el que canta es un chico muy joven, y también muy guapo.- Las dos nos echamos a reír. La verdad es que estaba segura de que me los iba a pasar genial esa noche. 
Cuando terminamos nuestros cafés, nos encaminamos de nuevo hacia el hotel. Estábamos a punto de torcer una esquina de uno de los pasillos, cuando Lucy me cogió de repente del brazo para que parara.
-¿Qué pasa?- Lucy soltó una risita, y dijo que mirara al chico que estaba al final el pasillo. Al principio no comprendí, pero  fijándome un poquito más, me di cuenta de que llevaba una camiseta de los Beatles. 
-El chico que va a cantar esta noche.- Dije mientras le miraba ensimismada. Pues sí era guapo.
-¿A qué esperas? Ve a saludarle.- todo pasó muy rápido. Lucy me dio un empujón, y sin que me diera cuenta me encontraba en medio del pasillo, donde el chico me vio perfectamente.
-Esto... hola... emm...y adiós.- me disponía a dar media vuelta, con la cara roja como un tomate, pero me dijo:
-Espera, no me ha dado tiempo a presentarme.- tenía ganas de salir corriendo, pero opté por quedarme en el sitio. Vino hacia mí, y se colocó tan cerca que me quedé petrificada, sin saber qué hacer o qué decir.
-¿Qué pasa? ¿Tanto miedo doy? - me miraba con una sonrisa divertida.- ¿Cómo te llamas? Yo soy James.
-Yo me llamo Cristina. Eres el chico que va a cantar esta noche, ¿verdad? 
-Exacto- me sonrió. -Cristina, bonito nombre. Bueno, me tengo que ir. Encantado de haber hablado contigo.- era una lástima que ya se tuviera que marchar. Mi cara ya había recuperado su color.
-Lo mismo digo. Te veré cantar esta noche. Adiós.- Se despidió de mí con un beso en la mejilla. Lo único que hice fue sonreir. No podía creer lo que me acababa de pasar. Me quedé un rato más en medio del pasillo antes de irme a mi habitación.

RUMBO A INGLATERRA. CAPÍTULO 2


Estaba tan nerviosa que prácticamente no me enteré de que había viajado en avión. Me encontraba en Inglaterra, y eso era algo genial para mí.
-Cristina, estás temblando. Tranquilízate, que en el instituto al que vas no te van a comer.-mi madre me miraba con cara divertida.
-Mamá, tengo diecisiete años. No soy ninguna niña, asi que no me trates así.-no sé por qué le contesté de esa forma, pero no pude evitarlo.
Cuando llegamos al instituto, empecé a ponerme más nerviosa aún, pero conseguí tranquilizarme un poco pensando en aquel hombre que me llenaba siempre de paz interior. Se trataba de George Harrison. Mi grupo favorito eran los Beatles, pero le tenía especial cariño al Beatle tranquilo, a mi Georgi, como solía llamarlo a veces.
La directora fue muy simpática, y tuve la suerte de que supiera hablar español, porque en el estado en que me encontraba lo más probable es que no hubiera sabido traducirles a mis padres ni una palabra.
Cuando terminó de explicarles a mis padres las normas del lugar, me acompañó a mi dormitorio. No quedaba ninguno libre, pero la directora había colocado, amablemente, una cama de más en otro dormitorio ocupado.
-Bueno, ya hemos llegado.-se despidió cordialmente de mí y se fue, según me había dicho, a organizar una gran excursión que estaban planeando hacer en el instituto. Me preguntaba a dónde iríamos.
Había una chica en la habitación, como me esperaba.
-Hola.-saludé en inglés. A partir de ahora tendría que hablar en ese idioma, mi idioma preferido.
-Hola, me llamo Lucy. Tú debes ser Cristina, ¿verdad?- parecía muy simpática.
-Sí. Encantada de conocerte.-por fin me había logrado tranquilizar, pero eso no duró mucho.
-¿Qué excursión está preparando la directora?-pregunté mientras deshacía mi maleta.- Es que no me ha dado tiempo a preguntárselo.
-Está planeando llevarnos a Nueva York la semana que viene, durante un perído de dos semanas. ¿No es increíble?- Se le notaba entusiasmada, y yo me empecé a sentir mareada.
-¡¿Nueva York?!- no me lo podía creer. 
-Sí, es genial. Pero deberíamos acostarnos ya, o mañana nos dormiremos en clase.- le hice caso y me tumbé en la cama, pero no pude dormir en toda la noche.


UN GOLPE DE SUERTE. CAPÍTULO 1


-¡Cristina, Cristina!- como de costumbre, a mi hermano le daba igual que yo quisiera dormir los sábados al menos hasta las nueve.
-¿Se puede saber qué pasa? Si aun es muy temprano... - dije con la voz propia de una recién despertada, mientras miraba mi reloj.
-¡Nos ha tocado la lotería! ¡Hemos ganado once millones de euros! ¿¡No es genial!?- Antes de que pudiera reaccionar lo tenía encima de mí repitiéndome entusiasmado que habíamos ganado la lotería.
-Julio, hoy no es el día de los inocentes.- estaba dispuesta a volverme a dormir, pero mi hermano seguía insistiendo.
Estaba perdiendo la paciencia con la broma, pero de repente oí que mis padres decían:
-Con este dinero podemos llevar a Cristina a estudiar a Inglaterra, que seguro que le hace mucha ilusión.
-Sí, tienes razón. Espera, que empiezo a buscar en Internet un buen instituto para que estudie bachiller.- se oyeron las teclas de ordenador. Mi padre ya había empezado a buscar.
Sin que mi hermano se lo esperara, salté como un resorte de la cama y salí disparada hacia la cocina, donde mis padres estaban hablando.
-¡No me lo puedo creer! ¿Julio estaba diciendo la verdad?- estaba tan emocionada que casi tiro a mi madre de la silla.
-Veo que tu hermano ya te ha dicho la noticia.- dijo mi padre sonriendo. 
-Con este dinero nuestra vida va a cambiar.- mi madre también sonreía.
Y claro que cambió, sobre todo la mía. A la semana siguiente me fui a Inglaterra.