domingo, 11 de noviembre de 2012

EL ESTUDIO DE GRABACIÓN. CAPÍTULO 13.

Casi en el mismo instante en que me tumbé en la cama, los ojos se me cerraron. Dormí plácidamente hasta tarde. Demasiado tarde.
-¡Oh, River! ¡Llego tarde al hotel!- grité mientras me ponía los zapatos y corría hacia al salón, para descubrir que allí no estaba él, sino la mujer que abrió la ventana el día anterior, cuando mi bolso quedó atrapado en el alféizar. Inmediatamente se levantó para presentarse.
-Buenos días, Cristina. River me ha contado esta mañana todo lo ocurrido en los días anteriores. Soy su madre.- tenía los ojos azules, como River. Y era guapa, muy guapa, aunque las arrugas de sus ojos revelaban que ya no era una jovencita.- Me llamo Norma, aunque mucha gente me llama Marilyn. Pero yo no tengo nada en común con la bellísima Monroe.- se rió, dejando ver unos dientes perfectos.
-Claro que no. Usted es más guapa.- sus ojos azules brillaron, y me miró como si fuera una locura lo que acababa de decir, para después empezar a reírse de nuevo.
En ese momento llegó River, y yo recordé lo tarde que era.
-¡River, tengo que irme ya! Me había citado con la directora y...
-Shhh... -dijo poniéndome su dedo índice sobre los labios.- Tengo una sorpresa para ti, pero tendrás que confiar en mí y acompañarme. Y no te preocupes, que ya he hablado con la directora, y la he convencido para que puedas pasar conmigo todos los días que te quedan en Nueva York.
No me lo podía creer. Casi dos semanas con River. Haciendo con él lo que quisiera. Rápidamente me lancé a sus brazos para darle un beso en los labios.
-Bueno, tenías una sorpresa para mí, ¿no?- le dije mientras le cogía la mano. Me sonrió y salimos del hotel riendo, no sin antes decirle un "adiós" atropellado a Norma.
Había una limusina aparcada delante del hotel. Abrí los ojos de par en par.
-River, ¿estoy viendo una limusina?- le dije aún sorprendida.
-La he alquilado para que nos lleve hacia tu sorpresa.- dijo mientras me abría la puerta para que entrara.
-¿Champagne?- me preguntó mientras sacaba una botella de la nevera.
-Esto tiene que ser un sueño- dije riendo mientras cogía una de las copas que me tendía.
-Digamos que es un sueño hecho realidad.- él también reía.
-¿Pero a dónde vamos?- le pregunté mientras bebía un poco de mi copa de champagne.
-Ya te lo he dicho. Es una sorpresa.
Le sonreí, y dejé mi copa encima de la nevera para acurrucarme junto a él. Poco a poco, fui cerrando los ojos hasta quedarme dormida.
-Ya hemos llegado.- me susurró al oído. Acto seguido, me tendió su mano para ayudarme a salir de la limusina.
Lo que había en frente de nosotros me dejó boquiabierta. Se trataba de un estudio de grabación profesional.
-Te lo prometí.-miré a River fijamente a los ojos, aún sorprendida.- ¿Qué te parece un dúo conmigo?
-Yo, yo, yo...-simplemente me lancé a sus brazos, para después besarle en los labios.
Cuando entramos al edificio, River le explicó a la secretaria que tenía concertado grabar una canción.
-¡River! ¡Qué sorpresa verte por aquí!- acababa de aparecer por la puerta de entrada un hombre trajeado.- A quien no veo es a James.
Me acordé de James. Gracias a él, conocí a River. Lo echo de menos.
-Hola, Jimmy.- se dieron la mano.- Pues esta vez no vengo con James, sino con una chica muy especial. Te presento a Cristina.
Me acerqué y le dediqué una sonrisa.
-Encantado, yo soy Jimmy, el propietario de todo lo que hay en este edificio.-dijo riendo.
-No me rompas el corazón.-me dijo River cuando entrábamos dentro de la sala de grabación.-le miré extrañada.- Don't go breaking my heart.
Enseguida le comprendí. Íbamos a cantar la famosa canción de Elton John y Kiki Dee.






                               

sábado, 8 de septiembre de 2012

BAJO LA LUZ DE LA LUNA. CAPÍTULO 12.

Abrí los ojos lentamente. Inmediatamente me di cuenta de que no estaba en mi habitación de hotel de las noches anteriores. La cama en la que me encontraba tumbada era bastante cómoda, pero los nervios de no saber dónde estaba me impidieron disfrutarla por más tiempo. Me levanté intentando no hacer ruido. Estaba descalza, vi mis zapatos al lado de la cama. Pero el suelo estaba cálido. Había una puerta que daba a una terraza, y estaba abierta. Por ahí entraba la suave luz de la luna. Salí, y miré la calle desde el balcón. Me resultaba familiar lo que veía. Y entonces recordé que aquella tarde había estado allí. Se trataba del hotel donde se alojaba River. Había otra puerta en la terraza, y estaba también abierta. Allí se encontraba River, durmiendo en un sofá. Me puse de rodillas, y le di un suave beso en la mejilla.
-¿Cristina?- se acababa de despertar.
-¿Me puedes explicar que hago aquí?- le pregunté riendo.
Se sentó, y con un movimiento de cabeza me indicó que me pusiera a su lado. Rápidamente me acomodé en aquel mullido sofá.
-Verás...- empezó a explicarse.- Cuando viste a la directora de tu instituto te desmayaste. Ella no quería que te vieran tus compañeros para que no hubiera un ataque de nerviosismo o algo así. Aunque creo que el ataque lo tuvo ella. Yo le dije que podía traerte aquí, y Lucy me ayudó a convencerla. Pero con la condición de que mañana estés allí lo más pronto que puedas.
-Interesante historia- la verdad es que no le había prestado mucha atención.- Vamos, ven conmigo.
Tiré de su brazo, mientras corría hacia la terraza.
-¿No crees que aquí estaremos más cómodos?- le sonreí.
Nos sentamos en el suelo, uno junto al otro.
-Mañana voy a un estudio de grabación, y me encantaría que vinieras. Si te dejaran, claro.- al mirarme, me perdí en sus ojos azules una vez más. Esta vez sin nervios. Me dio un suave beso en los labios, pero ahora ya no noté ninguna tensión, como en las veces anteriores.
Estuvimos charlando bajo la luz de la luna sin preocuparnos lo que podría pasar al día siguiente.
-Me encantan tus ojos, ¿sabes? Azules, como los de Ringo Starr.
-Será el único parecido que tenga con él.- me contestó riendo.
-Bueno, yo creo que te pareces más al actor River Phoenix. ¿Tus padres te llamaron como él adrede?
-Puede que me llamaran así por el actor, o simplemente porque eran hippies.- entonces fui yo la que empezó a reírse.
-Claro, y escogieron "River" por tus ojos. Azules como el agua de un río.- Después de que terminaran nuestras risas, River miró su reloj.
-Cristina, creo que deberías acostarte ya si mañana quieres estar viva. Tienes que estar en... ¿cómo se llamaba el hotel donde te alojabas?
-Se llama "Moon Hotel". Y ya sé que tengo que estar allí temprano, pero me lo estaba pasando tan bien...- me levanté y le di un beso en la mejilla antes de entrar al dormitorio.- Buenas noches.


lunes, 9 de julio de 2012

DEBAJO DE AQUEL ÁRBOL. CAPÍTULO 11.

Anduvimos callados, sin saber qué decir, hasta que llegamos a un parque. Ya había anochecido, esa zona no estaba especialmente alumbrada, y allí no había prácticamente nadie, exceptuando a un matrimonio que daba un paseo con su hijo pequeño.
-Ven. Nos sentaremos debajo de aquel árbol.- me dijo River. Por fin alguien había hablado. Odiaba esas situaciones tensas.
Le seguí, y nos sentamos donde él había señalado antes.
-River...- me apartó el pelo de la cara, y apoyé la cabeza en su hombro.- Me matarán cuando llegue al hotel, ¿sabes?
-¿Y eso por qué? -me preguntó riendo.
-Porque la directora de mi instituto me había dicho que si salía hoy me expulsaría.
-¿Y por qué has salido?- noté que se había puesto serio.
-Quería estar contigo.- nos miramos a los ojos. Poco a poco fuimos acercando nuestros rostros hasta darnos un suave beso en los labios.
Sentí como mis mejillas se coloreaban de rojo, y cuando miré a River me di cuenta de que seguramente a él le pasaba igual. Entonces me empecé a reír. No podía parar. Tampoco sabía cuál era el motivo de tanta risa, pero me sentía bien. River me siguió, y las pocas personas que pasaban por allí se quedaban mirando extrañados a dos jóvenes tirados por los suelos, riendo sin motivo alguno.
-Me gusta tu voz.- me dijo cuando terminamos ese "jajaja" que parecía no tener fin.
-¿Qué?- no sabía por qué me decía aquello.
-Me refiero a que cantas genial.- le sonreí.- Un amigo mío tiene un estudio de grabación. Me encantaría que mañana grabásemos juntos una canción.
-¿En serio?- no me lo podía creer. Me lancé a sus brazos, entusiasmada por lo que acababa de decirme.
Me empezó a sonar el móvil. Lo saqué rápidamente del bolsillo de mis vaqueros.
-Es Lucy.- me preocupé por si había pasado algo malo.
-Cristina, ¿se puede saber dónde estás?- hablaba tan alto que seguramente lo escuchó también River.
-Lucy, tranquilízate. Estoy en... un parque, creo.- la verdad es que no sabía muy bien dónde estaba.
-¿Crees? La directora ya ni siquiera está enfadada. Está muy asustada. Cree que te han secuestrado o algo así.- eso sí que era gracioso. Me empecé a reír.- ¿Y encima te hace gracia? Cristina, será mejor que vuelvas ahora mismo.
-Está bien, tranquila.- le colgué. La verdad es que era bastante preocupante. Intenté alejar de mí los pensamientos negativos.
-Te llevaré al hotel.- me dijo River al verme temblar.
Caminamos callados. Cuando ya estábamos cerca de mi destino, le abracé.
-Espero sobrevivir a esto.- dije riendo y llorando a la vez.
Estaba a punto de decirme algo cuando Lucy apareció corriendo.
-¡Cristina! ¡Estás bien!- me abrazó con fuerza. Después se fijó en él.- Así que tú eres el famoso River, ¿eh?
-Y tú eres Lucy, ¿no?- los tres sonreímos, olvidando en ese breve instante el gran problema de mi posible expulsión.
-Vaya, así que estabas aquí.- la directora se acercaba peligrosamente hacia nosotros.
Las piernas me temblaban, y la vista se me empezó a nublar, mientras la oscuridad me envolvía por completo.



jueves, 3 de mayo de 2012

I REALLY WANNA SEE YOU. CAPÍTULO 10


Intenté distraerme durante toda la mañana escuchando música y hablando tranquilamente con Lucy, pero ni siquiera los Beatles podían quitarme de la cabeza a River.
-Me voy un momento a mi habitación, Cristina.- dijo Lucy cuando terminaron de sonar las últimas notas de "all you need is love".- Es que prometí a mi madre que la llamaría hoy. 
-Vale. Te doy permiso para irte.- le respondí divertida.
En cuanto salió por la puerta, pasó rápidamente por mi cabeza la idea de escapar por la ventana de nuevo. Había parado de llover, y el sol volvía a aparecer en el cielo. Casualmente, en ese momento mi móvil estaba reproduciendo "here comes the sun".
Sin pensar demasiado en las consecuencias, me até lo más fuerte que pude una sábana a la cintura, y me puse de pie en el alféizar de la ventana. Lentamente, fui deslizándome por la pared. Cuando estaba a la mitad del trayecto, la humedad de la pared hizo que me resbalara. Grité del miedo, al verme colgando de la sábana, que se balanceaba peligrosamente. Al final, la sábana se desató y caí, aterrizando por suerte encima de un hombre que salía del hotel. No sabía si era un maestro, así que salí corriendo sin disculparme siquiera. 
Cuando ya me encontraba a salvo pensé a dónde ir, pero no tenía ni idea de qué hacer. En ese momento, vi entrar a un hotel a alguien muy parecido a River. Corrí hacia la entrada, pero para cuando llegué, ya no estaba en la recepción. 
-¿Puedo ayudarte en algo?- dijo el recepcionista, mirando hacia donde estaba yo.
-Pues me gustaría preguntarle algo.- le contesté, pensando en cómo podía preguntar sobre River de manera que sonara creíble.
-Usted dirá.- dijo con una sonrisa en la cara.
-¿Se encuentra aquí un chico llamado River?- pregunté rápidamente, aparentando normalidad.
-¿Qué?- me contestó incrédulo.
-Sí, River. Es difícil no fijarse en sus ojos azules.- le expliqué.
-Sé quién es. Y sí, está alojado aquí. Pero ni sueñes que te voy a dejar entrar ahí.- me dijo mientras señalaba el ascensor.
-La verdad es que era simple curiosidad. En realidad, yo venía a visitar a unos familiares míos.- sabía que era difícil de creer.
-¿Sí? ¿Y en qué habitación se encuentran alojados esos familiares tuyos?- me preguntó mientras me miraba fijamente a los ojos.
-¿En la habitación 14?- le contesté con una sonrisa inocente en mi cara.
-Fuera de aquí.- me dijo secamente.
No quería meterme en más problemas, así que salí de allí quedándome con las ganas de correr hacia el ascensor que me llevaría hacia River.
En ese momento tuve una idea. Con un poco de suerte, la habitación de River podía estar en la primera planta. De nuevo, actué sin pensar y lancé mi bolso hacia una ventana. Justo cuando lo recogía del suelo, un señor mayor abrió la ventana.
-En su habitación no se encuentra River, ¿verdad?- el desconocido me miró como si tuviera algún problema psicológico.
-Pues no. Pero, ¿se puede saber qué haces?- preguntó extrañado.
-Buscar al hombre del que estoy enamorada.- le contesté mientras me brillaban los ojos.
-Pues que tengas suerte.- me dijo riendo mientras cerraba la ventana.
Tiré de nuevo el bolso hacia otra ventana, pero no volvió a bajar. Se había quedado en el alféizar.
-¡No!- me estaba empezando a poner de los nervios, y de repente una mujer abrió la ventana.
-¿Es tuyo?- tenía el bolso en la mano.
-Esto... Pues sí...
-¿Y cómo ha llegado hasta aquí?- preguntó mientras reía.
En ese momento, River se asomó a la ventana, y me reconoció. Imaginé que la otra mujer era su madre, por la edad que parecía tener.
-¿Cristina? ¿Qué haces aquí?- me dijo con una de sus sonrisas tan encantadoras.
Empecé a cantar un fragmento de una canción de George Harrison, "my sweet lord".
-I really wanna see you, I really wanna be with you, I really wanna see you lord...
Cerró la ventana, y enseguida bajó a la calle. Vino corriendo hacia a mí, y sin que yo me lo esperara, me besó suavemente en los labios. Después me cogió de la mano, y nos fuimos corriendo. No importaba a qué lugar. Lo importante es que estaba junto a él, motivo suficiente para estar feliz.



QUÉDATE CONMIGO. CAPÍTULO 9.


No tardamos en llegar a la habitación de James. Hacía un poco de frío. La ventana estaba abierta. River se sentó en la cama, y yo, como si estuviera hipnotizada, le seguí. Nos miramos fijamente a los ojos y sentí algo en el estómago que no había sentido nunca. Noté cómo se me ponía la piel de gallina.
-Quédate conmigo.-le dije. Sabía que me estaba enamorando. Ya lo había asumido.
-When the night has come...- River empezó a cantarme la misma canción que me había dedicado James. Pero en esos momentos ya no me acordaba de James, y empecé a cantar con River "Stand by me".
Nos tumbamos en la cama uno junto al otro, sin tocarnos. Únicamente el roce de nuestras manos. Me sentía a gusto.
-River...- mi mano se posó en su cabello. Definitivamente, estaba enamorada. Casi sin darme cuenta, le abracé.
A mitad de la noche oí la puerta. Me incorporé un poco en la cama, y me di cuenta de que River no estaba allí.
-Te volveré a ver. Lo sé.- dije en medio del silencio de la habitación. Y estaba segura de ello.
A las siete de la mañana, mi móvil me sobresaltó. Me acordé de que no había quitado la alarma el día anterior. "Beautiful girl" sonaba en toda la habitación, y corrí hacia mi bolso para apagarlo rápidamente. No quería despertar a nadie. En ese momento, deseé haber sido Olivia Harrison. "Beautiful girl" es una canción preciosa, pero estoy segura de que a George no se le habría ocurrido cantármela a una hora tan temprana. Volví a tumbarme en la cama, pero fue imposible dormirme. Cogí mi pequeño bolso, y salí de la habitación con cuidado, procurando no hacer ruido. Me quedé parada en medio del pasillo cuando oí pasos detrás de mí. Estaba petrificada.
-Cristina, soy yo.- oí susurrar a Lucy. Me tranquilicé y me di la vuelta para comprobar que era ella de verdad.
-Me has dado un susto terrible. ¿Qué haces levantada tan temprano?- respiraba de manera entrecortada.
-Yo tendría que preguntarte lo mismo. La cuestión es que la directora fue anoche a levantarte el castigo, pero descubrió que tú te lo habías levantado por tu cuenta. Nunca la había visto tan furiosa. Imaginó que estarías en el baile, así que fue a buscarte allí. Le seguí sin que se diera cuenta para avisarte, y en el camino me encontré a James. Me contó lo que había pasado.- Pensé en James. ¿Se habría ido ya?- ¿Sabes que te has metido en un lío muy gordo?
-No creo que sea para tanto. Me castigarán esta noche otra vez y ya está. Aunque creo que hoy tendré a los profesores más pendientes.- Lucy abrió los ojos como platos.
-Cristina, creo que deberías parar ya. Si tienes suerte, y solo te castigan, te lo pido por favor, no te escapes. No quiero que te expulsen.- en ese momento abracé a Lucy. La quería mucho, y yo tampoco quería perderla.
Fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Estaba agotada y necesitaba descansar. Lo iba a necesitar. Se avecinaba un día lleno de problemas.
Cuando me desperté, me di cuenta de que era tardísimo. Me vestí todo lo deprisa que pude, y justo cuando salía en dirección a la cafetería para desayunar, alguien me cogió del hombro.
-¿Piensas escaparte otra vez, jovencita?- era la directora. Me giré poco a poco, con el miedo incrustado en mi cara.
-Señora... Esto... Siento mucho lo que pasó anoche. No era mi intención desobedecerla y...
-Cállate.- me interrumpió secamente.- No sé por qué no te vio salir ningún maestro, pero esta noche tu puerta estará cerrada con llave. Da gracias que no estás expulsada. Estoy siendo demasiado buena contigo. Que sepas que esta es la última oportunidad que te doy. Ten mucho cuidado, porque estás jugando con fuego.- dio media vuelta y se alejó de mí mientras mi corazón latía sin control. Le conté a Lucy todo lo que me había pasado mientras desayunábamos.
-Cristina, esto es una señal para que dejes de meterte en líos. Será mejor que nos olvidemos de todo esto y pasemos estos días con tranquilidad.- la miré sin poder creer lo que decía.
-¿Qué? No pienso olvidarme de River así como así.- Lucy me miró sin entenderme.- Uy, se me había olvidado que tengo que devolver la llave de la habitación de James. Ha sido muy amable al dejarnos pasar la noche en su habitación.- Lucy me miró con la boca abierta.
-¿Has pasado toda la noche con River? James solo me dijo que estabas a salvo. No sabía nada de esto.- me miraba incrédula.
-Bueno, en realidad no es así.- le expliqué todo lo que había pasado.
-Cristina, no puedo creer que tengas tanta suerte. - me di cuenta de que todo el mundo me miraba con ojos curiosos. Lucy también se dio cuenta.- Será mejor que nos vayamos de aquí.
-¿Adónde? Hoy no puedo salir del hotel.- la verdad es que era una lástima. Me pregunté si River vendría al hotel a visitarme.
-Y además está diluviando.- dijo Lucy viendo entrar a la cafetería dos chicas empapadas.
Tenía unas ganas terribles de ver a River.
-Lucy, ¿te apetece pasar hoy un día Beatle?- me miró extrañada.
-No sé a qué te refieres.
-Hoy me apetece estar escuchando su música todo el día. Mi idea era que estuvieras conmigo, y quizás aprendas a quererlos tanto como yo.
-Me encantará escucharlos contigo, aunque creo que es imposible superar el amor que les tienes tú.- dijo riéndose. En cuanto terminamos nuestro desayuno, nos fuimos a escuchar a mis queridos Beatles.
Todo parecía ir bien, pero aún no habían comenzado los verdaderos problemas.





RIVER. CAPÍTULO 8


-Hola.- dije tímidamente cuando llegué hasta él. Me fijé en que estaba guapísimo.
-Hola, Cristina. Siento mucho lo que ha pasado.- ¿que lo sentía? Sin casi darme cuenta, le solté estas palabras.
-River, tú no tienes que sentir nada. Si he salido al jardín es porque he querido, y gracias a eso te he conocido a ti, que eres una persona maravillosa. Así que ni se te ocurra pedirme perdón.- Cuando me di cuenta de lo que había dicho, bajé la mirada y sentí como mi cara enrojecía.
Suavemente, River me cogió de la barbilla para que le mirara.
-Tienes unos ojos muy bonitos.- simplemente, dejó pasar mi comentario.
-¿Más bonitos que los tuyos? Imposible.-necesitaba tener confianza en mí misma si no quería que esa noche fuera un desastre.
-Bah, mentira.- se empezó a reír y yo me reí con él.
-¿Entramos?.-pregunté.
-Claro.-me cogió delicadamente de la mano, como si se me fuera a romper en cualquier momento, y entramos al edificio. La música estaba a un volumen muy alto, pero me encantaba. Era rock'n roll. No conocía las canciones y aún así me gustaban.
-Quédate aquí un momento. Vuelvo enseguida.-vi como se dirigía hacia la cabina desde la que se controlaba la música. Estuvo hablando un momento con el hombre que se encontraba ahí. Al poco rato, las delicadas notas de "something" inundaron la sala. Cuando River estuvo de nuevo a mi lado, me cogió de la cintura, y sin decir ni una palabra, nos pusimos a bailar. Apoyé mi cabeza en su hombro y me pareció que el mundo se paraba y allí solo estábamos nosotros dos.
Cuando terminó la canción nos fuimos a sentar a unos bancos un poco apartados de todo el gentío. Al lado había una foto de los Beatles. Me quedé ensimismada mirándola.
-Veo que te gustan mucho.-me dijo River.
-Es que cuando miro estas fotos no veo fotos. Para mí son ventanas que me transportan a los años 60.- me sonrió y le devolví la sonrisa.- Por cierto, has acertado con la canción. Me encanta "something". Es una canción preciosa, como todas las de George Harrison.- sonreí de nuevo.
-Me alegro de que te gustara.- nos miramos mientras acercábamos nuestros rostros lentamente, pero todo se estropeó cuando vi que la directora entraba con semblante furioso al local.
-¡Corre!- le grité a River. Sin pedirme explicaciones empezó a correr detrás de mí. Mientras salíamos rápidamente de allí le expliqué lo que pasaba.
-Será mejor que vuelvas al hotel.- me dijo River.
-Ven conmigo.- no quería separarme de él tan pronto.
Entramos en el hotel atropelladamente. Por suerte, solo había dos maestros y estaban en una esquina sin prestar atención a la puerta de entrada. De repente chocamos con alguien que llevaba un montón de maletas. Caímos todos al suelo. Me di cuenta de que se trataba de James.
-Vaya, veo que no puedes dejarme escapar.- dijo dedicándome una sonrisa.
-James, lo siento. Espera, que te ayudo. 
-Cristina, no es por alarmar, pero la directora está entrando ahora mismo.- River me ayudó a levantarme y nos quedamos sin saber qué hacer.
-Tengo una idea.- nos dijo James.- aún tengo la llave de mi habitación. Hasta mañana por la tarde no hace falta que la devuelva. Podéis quedaros ahí esta noche. Le di un breve abrazo a James para agradecérselo, y en cuanto tuve la llave en mi mano, River y yo salimos corriendo otra vez. Habíamos escapado del peligro.





ESCAPADA NOCTURNA. CAPÍTULO 7.


Volví a mi habitación, con mucha precaución para que no me viera nadie. Lucy estaba sentada en mi cama.
-¿Qué haces aquí?- era casi la hora de desayunar, y Lucy aún tenía el pijama.- Siento haberme ido de tu habitación sin decirte nada, pero no te vas a creer qué me ha pasado.- en ese momento me di cuenta del semblante preocupado de Lucy.
-Cristina, la directora te está buscando. Te ha visto esta mañana yendo al jardín con James, y además con el pijama puesto. Me ha dicho que quiere hablar contigo.- Eso era una noticia bastante preocupante.
-¡No puede ser! ¡Si no había nadie en recepción!- la cabeza me daba vueltas.
-Pero yo no estaba en recepción, sino en el pasillo de la habitación de Lucy.- dijo la directora, entrando de repente en la habitación.- estaba preocupada por ella, y salí varias veces de mi dormitorio para percatarme de que no volvía a tener malos sueños. En una de esas salidas, te vi a ti y al artista que actuó anoche salir de la habitación. Os seguí hasta que os adentrasteis en el jardín del hotel.
-¡Oh, no! Esto es un malentendido.- intenté arreglarlo.- Ayer le pedí a James que cuando tuviera una nueva canción, me la enseñara. La compuso esta noche, pero como no podía esperar hasta más tarde, esta mañana me la cantó. Fuimos al jardín porque James no quería despertar a nadie tan temprano, cantándome la canción en una habitación del hotel.- Le mostré a la directora una sonrisa inocente, para hacer más creíble la historia. Me di cuenta de que Lucy me miraba perpleja, con la boca abierta. Le supliqué con la mirada que me ayudara.
-Oh, sí directora.-comenzó Lucy sin saber muy bien cómo continuar.- Sí, se lo dijo.- ahora era yo la que estaba perpleja. ¿Eso se podía llamar ayuda?
-¿Quién dijo qué?- la directora no entendía nada.
-Yo estaba con Cristina cuando le dijo a James lo de la canción.- por fin se le había ocurrido algo.- Pero no le he dicho nada de esto, señora, porque no sabía que habían ido al jardín por ese motivo. Bueno, eso es todo.- noté que Lucy estaba bastante nerviosa. Sabía que mentir no era agradable.
-De todos modos, no se puede salir de la habitación hasta la hora del desayuno. Esta noche no saldrás a ningún lado.- eso fue para mí como si explotara una bomba.
-Pero...- comencé a decir.
-Me da igual lo que digas. Esta noche no estaré en el hotel, pero les comunicaré a los profesores tu castigo, para que tengan vigilada la entrada del hotel. Hoy no saldrás de aquí.- cuando acabó de destrozarme por completo con esas últimas palabras, salió de la habitación.
-Cristina, ¡qué lástima!- entonces Lucy me recordó la otra razón por la que era un fastidio que me hubieran castigado.- Esta noche se va James y no vas a poder despedirte de él.
-Tengo que pensar en algo para salir esta noche de aquí.- no podía dejar a James irse del hotel sin antes despedirme de él, pero sobretodo, no podía faltar a la cita que tenía con River.
-¡Eh! ¡Espera! ¿Se puede saber que estás diciendo?- Lucy me cogió de los hombros.- Hoy te han castigado, pero como te pases de la raya, te pueden expulsar, ¿sabes?
-Lo siento, pero River me ha invitado al baile, y esta noche voy a bailar con él cueste lo que cueste.
-Bueno, pues esta noche no me separaré de ti. No pienso dejar que cometas una imprudencia.- me miraba muy seria. Sabía que lo decía en serio.
Fuimos a desayunar, y después de contarle a Lucy lo que me había pasado en el jardín, estuve hasta la hora de comer pensando en cómo escapar del hotel sin que me vieran, pero sin resultado alguno.
-Cristina, no te canses.- dijo Lucy cuando íbamos a comer.- La puerta de entrada está vigilada. La única forma de salir sería que saltaras por la ventana, y si lo hicieras, te matarías.
-¡Lucy, me acabas de dar una idea!- su cara palideció.
-No estarás pensando en...
-Tranquila, Lucy. No me va a pasar nada.- me levanté de la mesa.- Me voy a mi habitación, de la que supuestamente no puedo salir.
Dejé a Lucy sola en la mesa y con la cara desencajada. Ella creía que lo que iba a hacer era un acto suicida, pero en realidad no era tan arriesgado.
Cuando llegué a la habitación, llamé a recepción por teléfono.
-Hola. ¿Pueden ponerme con el ocupante de la habitación 34?- necesitaba hablar con James, pero no podían verme fuera de la habitación si no quería tener más problemas.
-¿Sí?- reconocí la voz en cuanto la oí.
-Cristina, siento mucho lo que ha pasado. Debería haber esperado a que fuera más tarde.- James ya estaba en mi habitación, muy nervioso.
-James, tranquilo. No tienes que pedirme perdón por nada.- le di un abrazo, para intentar tranquilizarlo.- Además, esta noche voy a salir. Tengo una idea. Voy a salir por la ventana.
-¿Te has vuelto loca? ¡Podrías matarte!
-Tranquilo. Voy a bajar atada a una sábana. Necesito que tú me ayudes, por favor. River me ha invitado al baile esta noche. Por favor...
-Está bien...- dijo James resignado.- ¿Qué tengo que hacer?
-Es muy fácil. Tienes que pasar la sábana a la habitación cuando ya haya bajado y avisar a River de que no voy a esperarle en recepción, sino en el edificio en el que se celebra el baile.
En cuanto James se fue empecé a arreglarme. Le expliqué a Lucy mi plan y, aunque no muy convencida, accedió a dejarme escapar.
-¡Ay, Lucy! ¡Me haces daño!- me estaba atando la sábana a la cintura demasiado fuerte.
-Tiene que atártela fuerte para que no se suelte. No quiero que te pase nada malo.-dijo James, que acababa de entrar.- Ya le he dicho a River lo que tenía que decirle. Por cierto, estás guapísima.
-Gracias, James.- me di cuenta de que Lucy no paraba de mirarlo de reojo. Me hizo gracia..
-Ya está.- dijo Lucy, resignada a verme escapar por la ventana. Entonces me abrazó.- Cristina, ten mucho, mucho cuidado.
-Tranquila. Por cierto, muchas gracias, James.- me puse de pie en el alfeizar de la ventana.- Nunca me olvidaré de ti.
-Yo tampoco. Sería imposible olvidarme de ti, de la chica con la camiseta de Abbey Road.- estuve a punto de resbalarme en ese momento.
-¡Cristina!- gritó Lucy con cara de preocupación.
James se acercó a mí y sujetó la sábana con fuerza, para que no me cayera.
-Adios.- me susurró al oído.
Empecé a descender con cuidado por la pared. Estaba altísimo, pero intenté no ponerme nerviosa. Al rato ya me encontraba en el suelo, y pude quitarme la sábana que me aprisionaba la cintura.
No podía quedarme allí más tiempo por si venía algún profesor, así que empecé a correr hacia el edificio en el que estaba el baile. Lo reconocí en cuanto lo vi. Era ÉL. Era RIVER.



UN NUEVO PERSONAJE EN MI VIDA. CAPÍTULO 6.


Intenté dormir, pero en ese momento me parecía imposible. Me dispuse a ir a la habitación de Lucy. Pensé que no le importaría que la despertara, ya que al no haber clase, no teníamos que madrugar al día siguiente. Crucé furtivamente el pasillo y abrí cuidadosamente la puerta de su dormitorio.
-Lucy, despierta...- le susurré al oído. Tuve que taparle la boca, porque al abrir los ojos estuvo a punto de gritar.
-Tranquila, soy yo...- le quité la mano de encima y me tumbé a su lado.- No podía dormir, y tengo que contarte algo impresionante que me ha pasado.- entonces Lucy abrió los ojos como platos y se me tiró encima.
-¡Tienes que contármelo todo! ¡¿Dónde ibas con James?!- de nuevo tuve que taparle la boca.
-Tsss. ¿Quieres despertar a todo el mundo?- de repente llamaron a la puerta. Temía que fuera algún maestro, pero era peor. Se oyó la voz de la directora en el pasillo.
-Lucy, ¿estás ahí?- en un acto reflejo, salté de la cama y me escondí debajo de ella. Justo después entró la directora.
-Emm... -Lucy se había quedado sin saber qué decir, pero enseguida se le ocurrió algo.- Perdón, señora. Es que tenía una pesadilla y por eso estaba gritando. Pero gracias a usted ya me encuentro mejor. Muchísimas gracias, y ahora, si no le importa, me gustaría volverme a dormir.- vi como la directora miraba con desconfianza la habitación, pero, sin decir nada, acabó marchándose.
Salí de debajo de la cama, y con el corazón latiendo con fuerza, volví a tumbarme.
-Perdón.- dijo Lucy, hablando ya bajito. 
-Menos mal que no me ha visto.- poco a poco me tranquilicé de nuevo, y le conté a Lucy todo lo que me había pasado con James.
-¡Qué suerte que tienes! ¡No me lo puedo creer!- otra vez la tenía encima de mí, y tuve que pegarle un pequeño empujón para que se apartara. La verdad es que tenía razón. Era increíble.
Al final acabé durmiéndome. Cuando me desperté, Lucy aún dormía plácidamente. Me dispuse a levantarme para ir a mi habitación y cambiarme para el desayuno, pero me caí en la cama del susto, cuando vi que había alguien sentado en un sillón de la habitación. Adivinad quién era.
-¡James! ¿Qué haces aquí? Me has dado un susto de muerte...- se levantó del sillón, y me dijo que le siguiera.
-¿Pero adónde vamos? No sé si te has dado cuenta, pero estoy en pijama.- le dije cuando ya habíamos salido de la habitación y avanzábamos hacia el ascensor.
-Sí, me he dado cuenta, y estás preciosa.
-Oh, gracias.- solté una risita nerviosa.- ¿Pero cómo has sabido que estaba en la habitación de Lucy?
-Fui a tu habitación, pero vi que no estabas. Imaginé que estarías en la de tu amiga, así que pregunté en recepción dónde estaba, poniendo la excusa de que iba a llevarle un autógrafo a la chica que allí se alojaba.- en ese momento entramos al ascensor.
-¡Qué ingenioso!
Llegamos a la planta baja y salimos al jardín, no sin antes percatarnos de la mirada curiosa de la recepcionista. Estaba segura de que era por mi atuendo.
-¿Dónde me llevas?- pregunté intrigada.
-Tengo una canción, y la he compuesto pensando en ti.- estaba perpleja.
-Tú debes ser Cristina, ¿verdad?- había otro chico en el jardín. Llevaba una guitarra. Me di cuenta de que era bastante guapo, y tenía una sonrisa preciosa.
-Emm... sí. Y tú eres....- entonces James nos presentó.
-Cristina, este es River. Me ayuda muchas veces con la parte instrumental de mis canciones.- River, incluso su nombre era precioso.
-Encantada de conocerte.- nos sonreímos.
Entonces, comenzaron a cantarme la canción que había compuesto James.
-Te mereces un abrazo.- y me lancé a sus brazos como muestra de agradecimiento por lo que acababa de hacer por mí.- Muchas gracias, en serio.
-De nada. Me alegro de que estés tan contenta. Bueno, os dejo solos. Yo me tengo que ir a hacer las maletas. Toca cantar en otro sitio. Me alegro de haberte conocido, Cristina. Adiós.- me dio un beso en la mejilla y se alejó.
-¡ADIÓS! ¡MUCHAS GRACIAS POR TODO!- vociferé cuando ya estaba al lado de la puerta que conducía a la recepción. Ojalá lo volviera a ver pronto.
Me di cuenta de que estaba a solas con River. Estuvimos hablando al menos durante una hora. Él también era un gran fan de los Beatles.
-Cristina, ¿quieres venir conmigo al baile que hay esta noche en el local de al lado del hotel?- dijo cuando estábamos a punto de separarnos. No me lo podía creer. Era de película.
-Claro que iré contigo.- le sonreí.
-Si te parece bien, quedamos a las nueve de la noche en la recepción.
-Me parece estupendo. Nos vemos esta noche.- entonces, como un momento antes había hecho James, me dio un beso en la mejilla. Pero el suyo, no sé por qué, me pareció mucho más dulce.
-Adiós, Cristina.- se fue, y yo me quedé sola y en pijama en aquel jardín, sintiendo con fuerza aquel beso.

CENA CON PAPARAZZI. CAPÍTULO 5.



En cuanto terminó la canción, James me indicó con un movimiento de mano que le siguiera. Le hice caso y me fui con él por una puerta que había en el lateral del escenario.-¿A dónde vamos?- me estaba poniendo muy nerviosa. Mucho más de lo que ya estaba.
-Primero a mi camerino, a dejar mi guitarra.- y entonces se detuvo y me miró a los ojos.- Luego, si tú quieres, iremos a una cafetería que hay en frente del hotel.- ¿Que si quería? Pues claro que sí. Me sentía incapaz de dejarle plantado.
-Está bien. Pero, ¿por qué te estás portando tan bien conmigo? No me conoces de nada.- en ese momento llegamos a su camerino y entramos. La verdad es que era muy pequeño. Me imagino que al tener también una habitación en aquel hotel de lujo, no le importaría mucho que su camerino fuera de ese tamaño, ya que allí solo guardaba su guitarra.
-La verdad es que me llamaste la atención la primera vez que te vi.- A mí si que me llamó la atención que me dijera eso.
-Pero si la primera vez que me viste solo dije tonterías porque me quedé sin palabras al verte.- vale, no debería haber dicho eso. Ahora James me miraba fijamente a la cara, pero no sonreía. Parecía que quería besarme. Estuve a punto de dejarlo, pero no le conocía. Perfectamente podía ser un criminal.
-Será mejor que no lo hagas.- dije entrecortada, mientras apartaba mi cara lentamente de la suya.
-Lo siento. No quería intimidarte.- una sonrisa volvía a aflorar en su rostro, y yo me tranquilicé un poco.
Cuando llegamos a la cafetería, estaba prácticamente vacía.
-Te gustan los Beatles, ¿verdad?- me preguntó mientras nos traían un helado a cada uno. Era diciembre, pero nos apetecía tomar eso.
-Sí. ¿Cómo lo sabes?
-Me he fijado en tu camiseta en la que salen los cuatro en Abbey Road.- ya ni me acordaba de que la había llevado puesta por la tarde.
-¿Te has dado cuenta de la camiseta que llevaba?- Al final iba a resultar cierto que le había llamado la atención.
-Es difícil no darse cuenta cuando eres un gran fan de ellos.- parecía haberle hecho gracia mi comentario.
-Sí.- le sonreí, y él me devolvió la sonrisa.- mi Beatle favorito es George Harrison, ¿sabes?
-Su hijo, Dhani, es una persona muy agradable.- No podía creer que dijera eso.
-¡¿Conoces a Dhani Harrison?!
-No. La verdad es que solo quería impresionarte.- nos reímos. De repente James me cogió de la mano y me dijo que corriera. No tardé en darme cuenta de por qué lo hizo. Un montón de periodistas, seguramente de prensa rosa, se dirigían corriendo hacia nosotros con cámaras de fotos y micrófonos.
Fuimos a mi habitación.
-Gracias por ayudarme.- me dijo cuando ya estábamos a salvo de verdad.
-No tienes por qué darme las gracias. No sabía que fueras tan famoso. -entonces me cogió las manos y me susurró al oído:
-Digamos que no conozco a Dhani Harrison, pero sí a Paul McCartney. Lo salvé de una avalancha de periodistas. Y ya sabes como son los periodistas. Nunca se olvidan de nada.- me dio un beso en la mejilla y se fue, dejándome boquiabierta.


miércoles, 2 de mayo de 2012

CONCIERTO CON SORPRESA FINAL. CAPÍTULO 4.

-Lucy, ¡estás loca! He pasado un momento bochornoso por culpa de tu empujón.- Lucy empezó a reirse. 
-Pero si me lo tendrías que agradecer. Has hablado con ese chico a solas.- la verdad es que tenía razón y debería darle las gracias, pero el empujón me había molestado.
-Está bien, lo siento. Pero no vuelvas a hacerme esto jamás.- no podía enfadarme con ella. Lo había hecho para ayudarme, ya que yo nunca me hubiera atrevido a hacerlo.-Por cierto, se llama James.- le dije, mientras nos reíamos.
-Bueno será mejor que me empiece a alisar el pelo ya, si quiero que me de tiempo ir al concierto.- Lucy tenía el pelo rizado, pero ella siempre lo había querido tener liso, así que continuamos arreglándonos para el concierto en mi habitación.
-¡Cristina, llevas un vestido precioso!- Lucy me miraba impresionada, pero a mí no  me parecía nada del otro mundo.
-No exageres. Es un vestido normalito.- la verdad es que era el mejor que tenía, pero aquella noche no me apetecía ir vestida como un día cualquiera.
Cuando llegamos a la sala donde iba a actuar James, vimos que estaba llena. Aún así, nos conseguimos colocar en las primeras filas.
Unos minutos después salió James. Estuvo genial, y todas las canciones me gustaron mucho, pero la última venía con dedicatoria, y adivinad a quién se la dedicó.
-¡Gracias a todos! Ahora, por último, quiero cantar "Stand by me". Se la quiero dedicar a una persona de este público, y quiero que suba al escenario. Es una chica con la que he estado hablando esta tarde ¡Cristina, ven aquí!- me empecé a poner roja, y esperé que se refiriera a otra Cristina, pero se trataba de mí. No existían muchas posibilidades de que hubiera hablado con más Cristinas aquella tarde.
-Esto no puede estar pasando.- miré a Lucy con la esperanza de que me ayudara, pero en lugar de sacarme de allí, me animó a que subiera. Resignada, subí hacia donde estaba James esperándome, y empezó a cantar. A cantarme a mí.



JAMES. CAPÍTULO 3


La semana antes de irnos a Nueva York se hizo eterna, pero por fin estaba subida en el avión, que nos llevaría hacia allí.
Cuando llegamos, lo primero que hicimos fue ir al hotel en el que nos íbamos a alojar. Estaba muy cansada, así que pensé en dormir hasta la noche, porque quería estar despejada para el concierto que iba a haber. Aún no sabía quién iba a cantar, pero no le di más importancia, y me tumbé en la cama. Me desperté a las tres horas, ya más despejada.
-Cristina, ¿a ti te gustaban los Beatles?- me preguntó Lucy mientras merendábamos en una cafetería que había en frente del hotel. Lucy era muy tímida, incluso más que yo, y hablaba solo conmigo.
-Sí. ¿Por qué?- pregunté sin entenderla.
-Es que he oído decir a los recepcionistas que esta noche van a cantar canciones de los Beatles. Por lo visto, el que canta es un chico muy joven, y también muy guapo.- Las dos nos echamos a reír. La verdad es que estaba segura de que me los iba a pasar genial esa noche. 
Cuando terminamos nuestros cafés, nos encaminamos de nuevo hacia el hotel. Estábamos a punto de torcer una esquina de uno de los pasillos, cuando Lucy me cogió de repente del brazo para que parara.
-¿Qué pasa?- Lucy soltó una risita, y dijo que mirara al chico que estaba al final el pasillo. Al principio no comprendí, pero  fijándome un poquito más, me di cuenta de que llevaba una camiseta de los Beatles. 
-El chico que va a cantar esta noche.- Dije mientras le miraba ensimismada. Pues sí era guapo.
-¿A qué esperas? Ve a saludarle.- todo pasó muy rápido. Lucy me dio un empujón, y sin que me diera cuenta me encontraba en medio del pasillo, donde el chico me vio perfectamente.
-Esto... hola... emm...y adiós.- me disponía a dar media vuelta, con la cara roja como un tomate, pero me dijo:
-Espera, no me ha dado tiempo a presentarme.- tenía ganas de salir corriendo, pero opté por quedarme en el sitio. Vino hacia mí, y se colocó tan cerca que me quedé petrificada, sin saber qué hacer o qué decir.
-¿Qué pasa? ¿Tanto miedo doy? - me miraba con una sonrisa divertida.- ¿Cómo te llamas? Yo soy James.
-Yo me llamo Cristina. Eres el chico que va a cantar esta noche, ¿verdad? 
-Exacto- me sonrió. -Cristina, bonito nombre. Bueno, me tengo que ir. Encantado de haber hablado contigo.- era una lástima que ya se tuviera que marchar. Mi cara ya había recuperado su color.
-Lo mismo digo. Te veré cantar esta noche. Adiós.- Se despidió de mí con un beso en la mejilla. Lo único que hice fue sonreir. No podía creer lo que me acababa de pasar. Me quedé un rato más en medio del pasillo antes de irme a mi habitación.

RUMBO A INGLATERRA. CAPÍTULO 2


Estaba tan nerviosa que prácticamente no me enteré de que había viajado en avión. Me encontraba en Inglaterra, y eso era algo genial para mí.
-Cristina, estás temblando. Tranquilízate, que en el instituto al que vas no te van a comer.-mi madre me miraba con cara divertida.
-Mamá, tengo diecisiete años. No soy ninguna niña, asi que no me trates así.-no sé por qué le contesté de esa forma, pero no pude evitarlo.
Cuando llegamos al instituto, empecé a ponerme más nerviosa aún, pero conseguí tranquilizarme un poco pensando en aquel hombre que me llenaba siempre de paz interior. Se trataba de George Harrison. Mi grupo favorito eran los Beatles, pero le tenía especial cariño al Beatle tranquilo, a mi Georgi, como solía llamarlo a veces.
La directora fue muy simpática, y tuve la suerte de que supiera hablar español, porque en el estado en que me encontraba lo más probable es que no hubiera sabido traducirles a mis padres ni una palabra.
Cuando terminó de explicarles a mis padres las normas del lugar, me acompañó a mi dormitorio. No quedaba ninguno libre, pero la directora había colocado, amablemente, una cama de más en otro dormitorio ocupado.
-Bueno, ya hemos llegado.-se despidió cordialmente de mí y se fue, según me había dicho, a organizar una gran excursión que estaban planeando hacer en el instituto. Me preguntaba a dónde iríamos.
Había una chica en la habitación, como me esperaba.
-Hola.-saludé en inglés. A partir de ahora tendría que hablar en ese idioma, mi idioma preferido.
-Hola, me llamo Lucy. Tú debes ser Cristina, ¿verdad?- parecía muy simpática.
-Sí. Encantada de conocerte.-por fin me había logrado tranquilizar, pero eso no duró mucho.
-¿Qué excursión está preparando la directora?-pregunté mientras deshacía mi maleta.- Es que no me ha dado tiempo a preguntárselo.
-Está planeando llevarnos a Nueva York la semana que viene, durante un perído de dos semanas. ¿No es increíble?- Se le notaba entusiasmada, y yo me empecé a sentir mareada.
-¡¿Nueva York?!- no me lo podía creer. 
-Sí, es genial. Pero deberíamos acostarnos ya, o mañana nos dormiremos en clase.- le hice caso y me tumbé en la cama, pero no pude dormir en toda la noche.


UN GOLPE DE SUERTE. CAPÍTULO 1


-¡Cristina, Cristina!- como de costumbre, a mi hermano le daba igual que yo quisiera dormir los sábados al menos hasta las nueve.
-¿Se puede saber qué pasa? Si aun es muy temprano... - dije con la voz propia de una recién despertada, mientras miraba mi reloj.
-¡Nos ha tocado la lotería! ¡Hemos ganado once millones de euros! ¿¡No es genial!?- Antes de que pudiera reaccionar lo tenía encima de mí repitiéndome entusiasmado que habíamos ganado la lotería.
-Julio, hoy no es el día de los inocentes.- estaba dispuesta a volverme a dormir, pero mi hermano seguía insistiendo.
Estaba perdiendo la paciencia con la broma, pero de repente oí que mis padres decían:
-Con este dinero podemos llevar a Cristina a estudiar a Inglaterra, que seguro que le hace mucha ilusión.
-Sí, tienes razón. Espera, que empiezo a buscar en Internet un buen instituto para que estudie bachiller.- se oyeron las teclas de ordenador. Mi padre ya había empezado a buscar.
Sin que mi hermano se lo esperara, salté como un resorte de la cama y salí disparada hacia la cocina, donde mis padres estaban hablando.
-¡No me lo puedo creer! ¿Julio estaba diciendo la verdad?- estaba tan emocionada que casi tiro a mi madre de la silla.
-Veo que tu hermano ya te ha dicho la noticia.- dijo mi padre sonriendo. 
-Con este dinero nuestra vida va a cambiar.- mi madre también sonreía.
Y claro que cambió, sobre todo la mía. A la semana siguiente me fui a Inglaterra.